Terapia de secado con antibióticos en el ganado bovino de leche: efecto en la leche y por qué importa

La mamitis bovina es una de las enfermedades más frecuentes y costosas en la producción lechera a nivel mundial, con importantes repercusiones sobre la salud y el bienestar de las vacas, así como sobre la calidad de la leche. El periodo de secado, durante el cual la vaca deja de producir leche para permitir la regeneración del tejido mamario antes del siguiente parto, constituye un momento especialmente crítico. Durante esta fase, la glándula mamaria es más vulnerable a la entrada de bacterias que pueden causar nuevas infecciones. Tradicionalmente, para prevenir estos problemas, se aplicaban tratamientos antibióticos de forma sistemática a todas las vacas al final de la lactación, una práctica conocida como terapia antibiótica de secado en sábana. Su objetivo era doble: eliminar posibles infecciones subclínicas presentes y evitar la aparición de nuevos casos de mamitis en la siguiente lactación. Sin embargo, como medida frente a la diseminación de bacterias resistentes, el uso profiláctico rutinario de antimicrobianos en animales está prohibido en la Unión Europea desde la entrada en vigor del Reglamento (UE) 2019/6. Desde entonces, los tratamientos deben aplicarse de manera selectiva, es decir, solamente a las vacas con mayor riesgo de infección y siempre bajo supervisión veterinaria.

Sin embargo, en el contexto actual de preocupación global por la resistencia a los antibióticos y pese a esta transición hacia un uso más prudente, aún se plantea una cuestión clave: ¿qué impacto pueden tener en la leche los tratamientos antimicrobianos administrados al secado? En la leche habita una comunidad diversa de microorganismos (microbiota) que, en conjunto, ejerce efectos beneficiosos para el animal. Por ello, resulta interesante saber si los antibióticos utilizados en el secado selectivo pueden afectar a la microbiota de la leche, y si ese efecto puede tener implicaciones para la salud animal o la seguridad alimentaria.

Para abordar esta pregunta, en el Departamento de Sanidad Animal de NEIKER, dentro del proyecto MILKBIOTA, se ha llevado a cabo un estudio para evaluar el efecto de los tratamientos antimicrobianos al secado sobre la microbiota y/o sobre el resistoma de la leche bovina (conjunto de todos los genes que proporcionan a las bacterias la capacidad de resistir los efectos de los antibióticos).

El estudio comparó vacas tratadas con antibióticos durante el secado con vacas no tratadas. Aunque no se observaron diferencias significativas en la composición o diversidad microbiana entre ambos grupos, las vacas tratadas con antibiótico al secado sí que presentaron más probabilidades de portar genes de resistencia en la leche y, además, en mayores niveles que las no tratadas. La presencia de más genes de resistencia no implica necesariamente un riesgo inmediato, pero sí señala que estos elementos pueden mantenerse en el ecosistema microbiano de la ubre. La adquisición e intercambio de esos genes de resistencia entre las bacterias que habitan la ubre (comensales, oportunistas o patógenas) podría favorecer la diseminación de resistencias. Esto es relevante para la salud animal puesto que podría favorecer la selección de bacterias patógenas resistentes más difíciles de tratar en futuras mamitis. Desde la perspectiva de la seguridad alimentaria, este riesgo no existe ya que el tratamiento al que se somete a la leche para el consumo humano elimina las bacterias patógenas, pero subraya la importancia de controlar y reducir la presión antimicrobiana a lo largo de la cadena alimentaria. Estos resultados refuerzan la importancia de seguir promoviendo el uso prudente de los antibióticos, además de seguir avanzando en estrategias de prevención, diagnóstico y manejo que contribuyan a mejorar la sanidad animal y con ello minimicen la necesitad del uso de antibióticos.

El estudio también puso de manifiesto los retos metodológicos que suponen caracterizar el resistoma en la leche de vaca, una muestra con baja carga microbiana y alto contenido de ADN del hospedador, lo que complica el análisis. Además, la tecnología de secuenciación y las herramientas bioinformáticas utilizadas pueden condicionar de forma significativa los resultados obtenidos. Superar estas limitaciones es clave para profundizar en nuestra comprensión de la microbiota y el resistoma de la leche.

Este trabajo ha sido financiado por MICIU/AEI/10.13039/501100011033 (proyecto PID2019-106038RR-100) y el contrato predoctoral PRE2020-096275, y por el Departamento de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca del Gobierno Vasco. Los resultados detallados pueden consultarse en un artículo publicado recientemente en la revista Frontiers in Microbiomes.

Fotografía: Pexels Cottonbro Studio

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